Me encontraba en un viaje familiar hacia mi natal, Perú, cuando me enteré por primera vez de mi posible diagnóstico de cáncer. Recuerdo el miedo que sentí cuando vi el miedo en los ojos del médico mientras me hacía una ecografía en el cuello. Claramente, lo que sea que el doctor vio en el ultrasonido fue muy, muy malo.
Salí de la sala de examen llena de mucho miedo y confusión. ¿Qué estaba pasando? Además, ¿por qué Dios me llevaría hasta un pueblo rural en el norte de Perú para que me entere de esto?
Recuerdo vívidamente lo mucho que trabajé para mantenerme fuerte mientras salía de la clínica, ya que no quería molestar a mi familia. Pero cuando nos detuvimos en una cafetería local, inmediatamente fui al baño de mujeres, me encerré allí y me desmoroné. Mientras las lágrimas corrían por mi rostro, no pude evitar clamar a Dios: "¿Por qué, por qué, por qué dejarías que esto sucediera?"
He recorrido un largo camino y ahora entiendo, como dice su palabra "Es verdad que ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios transformó ese mal en bien para lograr lo que hoy estamos viendo: salvar la vida de mucha gente." Génesis 50:20.
Si bien no le deseo este diagnóstico a nadie, realmente creo que si está dispuesto, Dios puede cambiarlo para bien como dice Su palabra: "Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman." Romanos 8:28.